martes, 31 de octubre de 2023

Reconócete

Es duro reconocer algunas cosas y, la mayoría de las veces, cuando lo haces, pesa. 

Tendemos a pensar que nuestras armaduras son lo que realmente sentimos, que somos invencibles y que nadie puede sobrepasar las barreras que colocamos a nuestro alrededor; que somos como caballeros en sus justas, librando batallas emocionales. Sin embargo, somos más vulnerables de lo que creemos. Todo lo que vivimos nos afecta de una manera u otra. No necesariamente nos hace daño, a veces solo nos saca una sonrisa, nos hace suspirar o mirar hacia otro lado. No somos conscientes de todo lo que nos afecta ni cómo, pero lo hace. 

Las emociones tienen que sentirse, que vivirse, que amarse. No podemos huir de ellas, pues nos hacen ver la vida de mil maneras diferentes. Según cada día, según cada situación, un mismo hecho puede tener miles de interpretaciones, y podemos sentirnos felices o perturbados con las mismas palabras de la misma persona, con el simple hecho de un cambio en nuestro estado de ánimo. 

Así pues, creo que es importante reconocer las propias emociones, reconocer la propia intensidad, reconocer los miedos, las alegrías, tus propios gustos y pensamientos, porque si los escondes tras una armadura, si creas un muro alrededor de ellos, no serás invencible, ni mucho menos, solo serás esa persona que no se deja ser, que no se deja sentir, que no se deja vivir feliz.

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